Mariquita Sánchez
de Thompson:
María
Josepha Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo, más conocida
como Mariquita Sánchez de Thompson, (Buenos Aires, 1 de
noviembre de 1784 – Buenos Aires, 23 de octubre de 1868)
fue una patriota argentina.
Su origen y sus dos matrimonios le aseguraban una
posición social de "primera línea", pero demostró que su personalidad
bastaba para colocarla en el nivel que ocupó. Llenó muchas páginas de la
pequeña historia y se convirtió en símbolo de la mujer argentina del pasado por
la brillantez de su desempeño y la franqueza de sus actitudes. Nacida en Buenos
Aires el 1º de noviembre de 1786, fueron sus padres el granadino Cecilio
Sánchez de Velazco y la porteña Magdalena Trillo. Antes de cumplir quince años
se enamoró de su primo Martín Thompson y se comprometió, contra la opinión de
sus padres. Empecinada, se presentó al virrey Sobremonte para que dejase sin
efecto los arreglos que había hecho la madre -el padre ya había muerto- para
casarla con Diego del Arco. Cerca de un año después de iniciado el juicio, los
enamorados obtuvieron la autorización y la boda se realizó el 29 de julio de
1805.
A partir de entonces, la vida de Mariquita estuvo
ligada a los acontecimientos públicos. Abrazó con fervor la causa de la
libertad y colaboró con todas las empresas patrióticas. Su casa de la calle
Umquera, hoy Florida, acogió a las personalidades, atraídas por la hospitalidad
graciosa y espiritual de la dueña. Los problemas más delicados eran debatidos
allí, lo mismo que los temas literarios. En ese célebre salón se cantó por
primera vez la canción patria, el 14 de mayo de 1813. Cinco hijos nacieron en
tanto: Clementina en 1807, Juan en 1809, Magdalena en 1811, Florencia en 1812 y
Albina en 1817. Este último año marcó una desgracia. Thompson, enviado a los
EEUU, enloqueció y murió en el viaje de regreso. En 1820 la viuda, muy
admirada, contraía nuevo matrimonio, esta vez con Washington de Mendeville,
francés expatriado cuya conducta le deparó muchos sinsabores, que terminaron en
separación, disimulada por las funciones diplomáticas del marido fuera del
país. Aquí había sido cónsul y muchos años más tarde Mariquita reveló, en carta
a Alberdi, las miserias de su vida con Mandeville. De este matrimonio tuvo un
hijo: Julio. Cuando Rivadavia fundo la Sociedad Benéfica requirió la ayuda de
Mariquita, que fue fecunda y entusiasta. Durante el gobierno de Rosas se
exilió, a pesar de la vieja amistad que existía, pues tomo partido por los
opositores, entre los que estaba su hijo Juan. Hacía algún viaje a Buenos
Aires, pero su hogar estaba en Montevideo. En 1846 fue a Río de Janeiro y al
año siguiente volvió a Montevideo, donde permaneció hasta después de
la Batalla de Caseros. Reanudó su labor en la Sociedad de Beneficencia, de
la que había sido presidenta en 1830 y 1832, y su salón volvió a brillar como
antaño, acogiendo cuanto tuviese que ver con la cultura y el patriotismo. En
1866 y 1867 volvió a presidir la Sociedad de Beneficencia todavía en plena capacidad
intelectual, pues trabajaba y escribía cartas admirables. La muerte le llegó el
año siguiente, el 23 de octubre de 1868.
Históricamente se ha representado a esta mujer como
un personaje más en la historia argentina, relegándola al hecho de haber interpretado
el 14 de mayo de 1813 por vez primera en su
célebre salón el Himno Nacional Argentino. Pero en realidad,
Mariquita Sánchez de Thompson fue una de las primeras mujeres argentinas
políticamente activas.1 Su casa de la
calle Umquera, hoy calle Florida, acogió a las personalidades de la causa
revolucionaria de 1810, atraídas por la hospitalidad de la dueña. Los asuntos
más delicados se debatían allí, así como los temas literarios.
Era una fina cronista de los sucesos que
conformaron luego la historia fundacional de Argentina como república y tenía
conciencia de la proyección histórica que podían tener sus escritos. En más de
una ocasión sus actitudes fueron consideradas políticamente incorrectas e
incluso respondía con tácticas retóricas agudas.1
Formó parte de la Sociedad de Beneficencia,
siendo una de las fundadoras, primera secretaria de la institución
en 1823 y presidenta de la misma entre 1830 y 1832. A ésta se le encomendaban las escuelas y colegios
de mujeres de toda la provincia de Buenos Aires. También administraba
hospitales y casas de huérfanos.
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