El Virreinato del Río de la Plata |
Autor: Felipe Pigna.
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En un principio, el inmenso
territorio americano controlado por los españoles se dividió en dos
jurisdicciones llamadas virreinatos: el de Nueva España, creado en 1534, y el
del Perú, fundado en 1544; y dos Capitanías Generales, la de Yucatán (creada
en 1542 ) y la de Nueva Granada (1564).
Pero los territorios a administrar
seguían siendo muy extensos y difíciles de controlar y la corona española
decidió subdividirlos y crear nuevos virreinatos y capitanías. Así, la
Capitanía de Nueva Granada se transformó en Virreinato; se creó el Virreinato
del Río de la Plata (1776) y las Capitanías de Chile, Cuba, Venezuela y
Guatemala.
Los virreyes eran los
representantes directos del Rey en América y eran los funcionarios más
poderosos en estas tierras. En un principio su nombramiento era vitalicio,
pero cuando la corona notó que se volvían un tanto independientes y
ambiciosos, les redujo el mandato a un período que iba de tres a cinco años,
según los casos. Cuando terminaban su mandato debían someterse al
"Juicio de residencia", en el que la Corona evaluaba la actuación
del virrey y, sobre todo, si se había enriquecido injustificadamente durante
su gestión.
Los virreinatos estaban a su vez
divididos en gobernaciones, intendencias y municipios. Dentro de los
municipios la institución más importante eran los cabildos que se encargaban
del gobierno y la administración de las ciudades y sus alrededores. Cuando la
situación lo requería podía convocarse a un "Cabildo Abierto" al
que podían concurrir, como decían las invitaciones de la época "la parte
más sana y principal de la población", es decir los vecinos
propietarios.
El poder judicial estaba
representado por la Audiencia y a su cargo estaban los "oidores"
que ejercían la justicia civil y criminal.
Para enfrentar el contrabando,
controlar mas poderosamente el Atlantico Sur y aprovechando que Inglaterra
estaba ocupada en la guerra de Independencia de sus colonias del Norte, el
Rey Carlos III de Espana decidio crear el Virreinato del Rio de la Plata con
capital en Buenos Aires en 1776.
El primer virrey de estas tierras
fue Don Pedro de Cevallos, un experimentado jefe militar español que habia
sido gobernador de Buenos Aires.
A Cevallos le tocaba gobernar un
extenso territorio. El virreinato ocupaba el espacio de las actuales
Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay y parte de Chile. En 1782 la Corona
española decidio dividirlo en ocho intendencias La Paz, Cochabamba, Charcas,
Potosi, Paraguay, Salta, Cordoba y Buenos Aires, y cuatro gobiernos
subordinados a la autoridad directa del virrey, Montevideo, Misiones,
Chiquitos y Moxos.
La inclusión del Alto Perú con las
minas de Potosí garantizó los recursos necesarios para sostener a la nueva
estructura administrativa y empeoró aún más las tradicionalmente males
relaciones entre Buenos Aires y Lima
España impuso un rigido sistema
comercial a sus dominios en America, conocido como el monopolio, según el
cual las colonias solo podian comerciar a traves suyo. El problema era que España
no era un potencia industrial ni mucho menos y no estaba en condiciones de
abastecer y comprar a su vez, todos los productos que producia America. Por
lo tanto, se fue transformando en una intermediaria entre los productores y
consumidores ingleses o franceses y los productores y consumidores americanos
.
Era una situacion injusta que
provoco distintas consecuencias. Por un lado el desarrollo del contrabando,
es decir la entrada y salida de mercaderias por puertos clandestinos para no
pagar derechos de aduana. Por otra parte fue generando mucho descontento,
sobre todo en Buenos Aires, y fomentando las ideas partidarias de terminar
con el monopolio y el fomento del libre comercio.
Dentro del enorme territorio del
virreinato del Río de la Plata, convivian regiones muy diferentes con
situaciones culturales , sociales y economicas muy distintas.Esto va a tener
consecuencias muy importantes para nuestro futuro como pais.
Buenos Aires era la zona mas rica.
Las principales actividades eran la ganaderia y el comercio. Los grandes
campos de Buenos Aires fueron un excelente criadero natural para las vacas y
caballos dejados por Don Pedro de Mendoza alla por 1536. Desde entonces no
pararon de reproducirse y para la epoca del virreinato resultaron ser la principal
riqueza de la zona. El cuero , el sebo y el tasajo (grasa salada que se usaba
para alimentar a los esclavos de EEUU y Brasil) se exportaban a muy buen
precio enriqueciendo a los estancieros de Buenos Aires. La capital disfrutaba
del privilegio de tener el puerto y la Aduana, la principal fuente de
recursos.
El litoral competia con Buenos
Aires en la produccion ganadera pero estaba en desventaja por que no tenia
puertos habilitados al comercio internacional.
En el interior se fueron
desarrollando pequeñas industrias y artesanias en las que se fabricaban
vinos, licores y aguardientes (Mendoza y San Juan), ponchos y tejidos
(Catamarca, La Rioja), carretas (Tucuman, Cordoba y Salta) yerba mate y
tabaco (Corrientes y Misiones). Estas pequeñas industrias no podian competir
con la gran industria inglesa . A estas regiones el sistema de monopolio les
daba cierta proteccion.
La industria fue el sector de la
economía americana menos favorecido por el gobierno de la metrópoli. Hay que
tener en cuenta que América constituía el principal mercado consumidor de las
manufacturas españolas y que por ello, tanto la corona como los propios
fabricantes y comerciantes, estaban interesados en impedir el establecimiento
de manufacturas en las colonias. Su objetivo era evitar a toda costa que la
demanda de productos españoles decayera. Una ordenanza real establecía lo
siguiente: "Su Majestad no puede permitir que se multipliquen o
aumenten ni aún que subsistan dichos establecimientos fabriles. Lo estima
contrario al bien y a la felicidad de todos sus vasallos y dominios y recela
que acostumbrados sus vasallos a los calores y trabajos de dichos rehusaran
después volver a las minas de oro y plata y al cultivo de los preciosos
frutos y efectos de esos reinos que tienen seguro consumo en esta península.
Así que quiere S. M. de V. E. se
dedique con todo celo ,y la preferencia correspondiente a examinar cuántos y
cuáles son los establecimientos de fábricas y manufacturas que se hallan en
todo el distrito de su mando, y a procurar la destrucción de ellos por los
medios que estime más conveniente.."
A Cevallos lo sucedió el mejicano
Juan Jose de Vertiz. Vertiz mando a hacer el primer censo de la poblacion de
Buenos Aires en 1778. La ciudad tenia 24.754 habitantes y la campaña 12.925.
El nuevo virrey advirtio que Buenos
Aires era una ciudad muy descuidada, mal iluminada y aburrida y decidio
transformarla. Creo un sistema de alumbrado publico en base a mecheros
alimentados a grasa de potro que luego fueron reemplazados por velas de sebo .Los
faroles eran mantenidos por los serenos, simpaticos personajes que ademas
anunciaban la hora . Vertiz hizo empedrar las calles .Se ocupó de la
provisión del agua. Fundo un teatro de comedias, un hogar para chicos
huérfanos (la casa de los Niños Expósitos) donde instalo una moderna
imprenta, un hospital para mendigos, el Real Colegio de San Carlos (actual
nacional Buenos Aires) organizo la policía y fundo varios pueblos en la
provincia de Buenos Aires.
Las diversiones del Buenos Aires de
entonces no eran demasiadas. Convocaban por igual a ricos y pobres las
corridas de toros. En 1791 el virrey Arredondo inauguró la pequeña plaza de
toros de Monserrat (ubicada en la actual manzana de 9 de julio y Belgrano)
con una capacidad para unas dos mil personas. Pero fue quedando chica, así
que fue demolida y se construyó una nueva plaza para 10.000 personas en el
Retiro en la que alguna vez supo torear don Juan Lavalle.
El pato, las riñas de gallo, las
cinchadas y las carreras de caballo eran las diversiones de los suburbios
orilleros a las que de tanto en tanto concurrían los habitantes del centro.
Allí podían escucharse los "cielitos", que eran verdaderos alegatos
cantados sobre la situación política y social de la época.
Las damas también gustaban de las
corridas de toros pero preferían el teatro, la Opera y las veladas, que eran
reuniones literarias y musicales realizadas en las casas. Eran la ocasión
ideal para conseguir novio.
Una vez a la semana "la parte
más sana del vecindario", como definía el cabildo a sus miembros, es
decir los propietarios porteños, concurría al teatro para asistir a paquetas
veladas de opera y a disfrutar de las obras de teatro de Lavardén. Desde que
la inaugurara el Virrey Vértiz en 1783, la Casa de Comedias, conocida como el
Teatro de la Ranchería, se transformó en el centro de la actividad lírica y
teatral de Buenos Aires hasta su incendio en 1792. En 1810 pudo reabrirse el
Coliseo Provisional de Comedias dando un nuevo impulso a arte dramático.
Apenas siete años después de la
segunda fundación de Buenos Aires, en 1587, se produjo el primer desembarque
de africanos esclavos en Buenos Aires. Las travesías del Atlántico eran
terribles. Viajaban amontonados sin las más mínimas condiciones sanitarias,
mal alimentados y sometidos a la brutalidad de los traficantes.
Buenos Aires era una especie de
centro distribuidor de esclavos. Desde aquí se los vendía y se los llevaba a
los distintos puntos del virreinato. En Buenos Aires a los esclavos negros se
los ocupaba sobre todo en las tareas domesticas como sirvientes en las casas
de las familias más adineradas.
A pesar de la esclavitud, los
negros de Buenos Aires y Montevideo no perdieron sus ganas de vivir e
hicieron oír sus candombes y milongas y aportaron palabras a nuestro
vocabulario como mucama, mandinga (el diablo) y tango.
En 1782 la Corona española decide
divider el extenso territorio del Virreinato del Rio de la Plata en ocho
intendencias La Paz, Cochabamba, Charcas, Potosi, Paraguay, Salta, Cordoba y
Buenos Aires, y cuatro gobiernos subordinados a la autoridad directa del
virrey, Montevideo, Misiones, Chiquitos y Moxos.
Durante el virreinato de Arredondo
se creo el Consulado en 1794, un organismo destinado a organizar la vida
economica de la Colonia. Controlaba a los comerciantes para que no aumentaran
injustificadamente sus precios y para con no engañaran a sus clientes con los
pesos y medidas de sus mercaderias.
El primer secretario fue un joven
criollo que habia estudiado en Europa las mas modernas teorias economicas,
Manuel Belgrano, quien en los informes anuales del consulado aconsejara a las
autoridades fomentar la industria y las artes productivas.
"No puedo decir bastante mi
sorpresa cuando conocí a los hombres nombrados por el Rey para el Consulado.
Todos eran comerciantes españoles, exceptuando uno que otro, nada sabían más
que su comercio monopolista, a saber: comprar por cuatro para vender con toda
seguridad a ocho."
Belgrano se refería así a sus
colegas del Consulado que portaban apellidos como Anchorena, Martínez de Hoz,
Arana, Agüero, Ramos Mejía y Alzaga, en su mayoría comerciantes monopolistas
que defendían ante todo sus intereses personales que eran los de sus
compatriotas residentes en Cádiz, a quienes en muchos casos representaban.
Las ideas innovadoras de Belgrano
quedarán reflejadas en sus informes en los que tratará por todos los medios
de fomentar la industria y modificar el modelo de producción vigente.
Atento al avance de estas ideas,
hacia 1799 el virrey Avilés publicó un bando en el que anunciaba graves
castigos a todos aquellos que "...se procuraran lecturas
prohibidas", pues estaba informado "...de
haberse introducido papeles extranjeros con relaciones odiosas de
insurrecciones, revoluciones y trastornos de los gobiernos establecidos y
admitidos."
Sin embrago, durante el virreinato
de Joaquin del Pino comenzó a publicarse en Buenos Aires el primer periódico
de nuestra historia: el "Telégrafo Mercantil, Rural, Político,
Económico e Historiogràfico del Río de la Plata". A través de sus
páginas, sus editores, entre los que estaban Manuel Belgrano, trataban de
difundir las nuevas ideas económicas y políticas . Pero, el Virrey , molesto
por el contenido político de la publicación y por la gran influencia que fue
adquiriendo, decidió clausurar el "Telègrafo" el 17 de octubre de
1802 . Al año siguiente Hipolito Vieytes y Manuel Belgrano publican el "Semanario
de agricultura, industria y Comercio". En uno de sus primeros
números decía:
"Si se tiende la vista por la
vasta extensión de nuestras campañas, al instante se presenta la triste
situación del labrador, éste, aunque dueño absoluto de una porción de tierra,
capaz en otras tierras de mantener a un potentado, vive de ella escasamente y
se halla sin recursos y sin auxilios para hacerla producir. Desconoce
enteramente todo género de industria; labra solamente aquella porción que
considera necesaria para su sustento, y lo que es peor, desconoce enteramente
aquel deseo que nace con los hombres de aumentar sus comodidades y sus
bienes."
La Invasiones inglesas de 1806 y
1807 conmovieron profundamente la estructura del Virreinato. En Buenos Aires
crecieron las diferencias entre los españoles partidarios del monopolio y los
criollos favorables al libre comercio. La formación de las milicias había
aumentado el poder de los criollos y inserción en la política Tras la derrota
de los invasores, el Cabildo, ante el desprestigio de Sobremonte, nombró a
Liniers Virrey interino. Sobremonte, desconoció el nombramiento y, según su
costumbre vuelve a huir, esta vez a Montevideo.
Al producirse la invasión
napoleónica a España, el gobernador de Montevideo, Javier de Elío solicitó la
renuncia de Liniers por su condición de francés. Lo acusó además, de ser un
agente de Napoleón. Liniers le pidió que presentara pruebas, pero Elío se
negó a reconocer su autoridad y formó una junta de gobierno independiente de
Buenos Aires.
Los comerciantes y milicianos
españoles encabezados por Alzaga se oponían a Liniers, supuestamente por su
condición de francés y quisieron aprovechar las elecciones del Cabildo del 1
de enero de 1809 organizando un motín para desplazar al virrey. Pero Liniers
fue defendido por las milicias criollas que lograron frenar la protesta. Las
milicias españolas fueron desarmadas y disueltas. Los dirigentes de esta
"asonada" como se la llamó fueron detenidos y enviados a Patagones.
Poco después serían rescatados por Elío y llevados a Montevideo.
Para aplacar los ánimos, la junta
de Sevilla decidió poner fin al interinato de Liniers y enviar al Plata un
nuevo Virrey, don Baltasar Hidalgo de Cisneros.
Cisneros trató de adoptar una
actitud conciliadora. Disolvió la Junta de Montevideo pero confirmó a Elío
como gobernador. A las milicias españolas se les restituyeron las armas.
El nuevo virrey, apodado "el
sordo" tuvo sin embargo que escuchar los informes que venían del Alto
Perú y le anunciaban que en las ciudades de Chuquisaca y La Paz en mayo de
1809, se estaban produciendo movimientos revolucionarios.
Una proclama de los rebeldes, entre
los que se destaca el joven Bernardo de Monteagudo, decía: "
Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez. Ya es tiempo de
levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias,
adquiridas sin el menor título y conservadas con la mayor injusticia y
tiranía".
Cisneros ordenó una cruel represión
que provocó centenares de muertos en la "ciudad de los tres
nombres", Charcas, Chuquisaca o La Plata.
Ante la posibilidad de que estos
sucesos se repitan, y "En mérito a haber llegado la noticia de que
en estos dominios se iba propagando cierta clase de hombres malignos y
perjudiciales, afectos a ideas subversivas que propenden a trastornar y
alterar el orden público y gobierno establecido",el
Virrey decidió crear un "Juzgado de Vigilancia Política", destinado
a perseguir " a los que promuevan o sostengan las detestables
máximas del partido francés y cualquier otro sistema contrario a la
conservación de estos dominios en unión y dependencia de esta
metrópoli."
La situación del virreinato era
complicada. El comercio estaba paralizado por la guerra entre España y
Napoleón que provocaba una enorme disminución de las rentas aduaneras de
Buenos Aires, principal fuente de recursos.
Un joven y talentoso abogado,
asesor del Cabildo, presenta un alegato contra el monopolio comercial español
"La representación de los hacendados". Allí, Mariano Moreno
solicita, entre otras cosas, la libertad de comercio entre los productores
locales y los comerciantes británicos.
Ante la desesperante escasez de
recursos, el nuevo virrey toma una medida extrema, aún contra la oposición
del consulado: aprueba un reglamento provisorio de libre comercio que ponía
fin a siglos de monopolio español y autorizaba el comercio con los ingleses
Las noticias sobre la situación en
España llegaban por barco con dos o tres meses de atraso y muchas veces la
imaginación popular reemplazaba la falta de informaciones con rumores y
fantasías, alterando el clima tranquilo y aburrido del virreinato.
"Fernando había sido asesinado", "Napoleón se rindió"
"Volvió Fernando", "Cayó la Junta de Sevilla" Todo era
posible hasta que llegaran las confirmaciones o las desmentidas del caso.
El 14 de mayo de 1810 llega a
Buenos Aires el buque inglés Misletoe con periódicos ingleses con alcance al
24 de febrero en los que se daba cuenta de la caída de la Junta Central de
Sevilla, último bastión del poder español, en manos de las tropas
napoleónicas.
El virrey Cisneros tuvo que
reconocer la nueva situación y publicar un bando el día 18 en el que pedía
que "todo quedara como hasta entonces para evitar días tormentosos".
Todo parece indicar que el 25 de mayo de 1810 llovió fuerte sobre Buenos
Aires.
Los Virreyes del Rio de la Plata
Pedro de Cevallos 1776-1778
Juan Jose Vertiz 1778-1784
Nicolas del Campo 1784-1789
Nicolas de Arredondo 1789-1795
Pedro Melo de Portugal 1795-1797
Antonio Olaguer y Feliu 1797-1799
Gabriel de Aviles 1799-1801
Joaquin del Pino 1801-1804
Rafael de Sobremonte 1804-1806
Santiago de Liniers 1807-1809
Baltasar H.de Cisneros 1809-1810
|
Autor: Felipe Pigna.
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Historia 2º B Turno Tarde Escuela Provincial de Danzas Nº 5032 Nigelia Soria
lunes, 16 de abril de 2012
El Virreinato del Río de la Plata (por Pigna)
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